Durante los largos meses de invierno, cuando los días son cortos y las noches largas, la mayoría de nosotros suspira por la luz del sol, que parece ser muy difícil de encontrar en los meses posteriores a Acción de Gracias y antes de Semana Santa. Pero, como se suele decir, “incluso las cosas buenas pueden resultar excesivas”, y una mayor exposición a la luz solar durante los meses de verano supone un enorme reto para la salud de las personas en todo el mundo.
Por esta razón, se nos dice que nos pongamos protector solar antes de salir, aunque solo sea para ir al supermercado. Para los días de playa, es necesario aplicar y reaplicar sistemáticamente el protector solar (sobre todo después de darse un chapuzón en el agua). Pero incluso las personas más reflexivas, o paranoicas, pueden olvidarse de aplicar protector solar cada hora, y los resultados pueden ser bastante desastrosos: una dolorosa y punzante quemadura solar que puede durar días y hacer que dormir, o incluso vestirse, sea increíblemente incómodo. Así que, si esto le ocurre a usted, o a un familiar, ¿qué remedios caseros existen para ayudar a superar este dolor y malestar? Veamos algunas opciones populares.
1. Bañarse
Una de las formas más sencillas y fáciles de aliviar el dolor y las molestias asociadas a las quemaduras solares es darse un baño. Incluso el simple hecho de sumergir la piel en agua fría o tibia puede ayudar a recuperar parte de su elasticidad e hidratación, proporcionando alivio durante el tiempo que esté en el baño y un rato después.
Sólo hay que tener cuidado con lo que mete en la bañera. Aunque siempre es tentador aprovechar esta oportunidad para aplicar todo tipo de jabones, champús y acondicionadores perfumados, algunas de estas sustancias pueden hacer que la piel se reseque (un resultado especialmente molesto para quien se está recuperando de una urticante quemadura solar). En su lugar, pruebe a disolver algunas sales de epsom en el agua; esto puede ayudar a refrescar y calmar la piel sin resecarla.