¿Alguna vez has intentado ponerte los pantalones vaqueros por la mañana y te ha dado la impresión de que habías ganado centímetros en el abdomen? No te estás imaginando nada, ¡es la temida hinchazón abdominal! Incluso si haces carreras diarias y comes correctamente, hay muchos factores pueden contribuir a una repentina e inesperada inflamación del estómago.
Una buena manera de determinar qué alimentos te pueden estar causando malestar gastrointestinal es mantener un diario de comidas. Toma nota de lo que comiste, en qué proporciones y a qué hora. Cuando detectes síntomas de la inflamación, anótalo y trata de discernir cuánto tiempo tardaron en aparecer. También deberías tener en cuenta exactamente qué comiste antes de que se desarrollen los síntomas, puesto que es probable que notes vínculos entre los mismos y ciertos alimentos. Al hacer esto, podrás hacer los ajustes dietéticos necesarios para aliviar tus molestias.
Sobrecarga de fibra
Siempre se nos dice que comamos más fibra. Es sabido que ayuda a regular el apetito y a promover la pérdida de peso, que ayuda con la regularidad intestinal y, en general, con la salud digestiva. Sin embargo, muchos cometemos el error de ingerir demasiada fibra ni bien cambiamos nuestros hábitos dietarios. Si bien es razonable incorporar fibra en la dieta cuando uno toma resoluciones como querer empezar una dieta más saludable al comienzo del año, o como parte de un plan de pérdida de peso, la clave está en incrementar gradualmente la ingesta a lo largo de varias semanas.
Si tu cuerpo no está acostumbrado a la fibra y cambias de repente a una dieta de ensaladas, granos integrales, cereales altos en fibra y fruta fresca, probablemente experimentarás dolorosas hinchazones. Una buena manera de evitar esto es ir cambiando las comidas de tu dieta una ar una, en vez de cambiarlas todas al mismo tiempo.